Querid@s herman@s:
Un año más el mundo se reconcentra en el "Día Mundial del Medio Ambiente".
En distintas partes del planeta se conmemoraron distintos eventos para recordar el cuidado de nuestra Madre Tierra y de lo agradecidos que estamos por todas las bondades que ella nos proporciona gratuitamente.
Esta celebración me hace recordar a otras, como por ejemplo el Día de la Madre o el Día del Padre, que son días donde ponemos especial atención en las personas que vamos a agasajar. Pero también me recuerda que muchas veces no somos totalmente agradecidos con ellos y que durante nuestro diario trajinar, muchas veces obviamos cuidarlos con pequeños detalles.
Con nuestro Medio Ambiente pasa lo mismo: nos acordamos de lo importante qué es en nuestras vidas y nos entusiasmamos en grandes proclamas el día de la celebración, pero el resto de los días lo tenemos en el más oscuro anonimato.
Y entre los temas que más aquejan al medio ambiente, elegimos la megaminería a cielo abierto para ponerla en el centro de nuestra reflexión.
Ella goza de diferentes visiones: los que están a favor y los que están en contra. Los que están a favor dicen que es una manera "cuidada" de obtener minerales de las montañas, que dan trabajo a los lugareños y que mientras se hacen las explosiones (si, hermano, explosiones) tienen todos los recaudos del impacto ambiental que la misma puede llegar a dejar.
Y la pregunta es ¿cómo se puede tomar recaudos cuando de tantas explosiones se ha formado un enorme cráter en Andalgalá, que ya lleva 6km de díametro?
O cómo piensan suplantar el efecto que produce la desintegración de la enorme cantidad de glaciares, fuente de agua potable, que están haciendo desaparecer en Pascua Lama?
Querid@s herman@s, el cuidado del medio ambiente debe hacerse día a día, con nuetras actitudes cotidianas y buenos hábitos adquiridos con la práctica diaria, pero también, y no es menor, asumiendo nuestro lugar de seglares franciscanos contribuyendo con el esclarecimiento de estas monstruosidades que se le están haciendo a nuestras montañas.
Me dirán: "Es un desafío muy grande, que podemos hacer nosotros pequeños contra tremendas corporaciones? Es como la lucha de un pequeño David contra el gigante Goliat!" Es cierto, es desmesurado el poder de las corporaciones explotadoras de nuestras montañas contra cada uno en particular. pero si nos unimos en una sola voz, como hijos de Dios que creen que su Padre amoroso va a cuidar siempre de ellos y que son necesarios (yo diría indispensables), también día a día, unidos (..."que sean uno Padre, como Tu y yo somos uno..."), podremos al menos anunciar el amor de Dios a la Creación y así denunciar el desamor de los que aman al dinero antes que a sus propias vidas.
Por ésto herman@s, no basta con celebrar... esta masacre hay que detenerla, y si al menos es una empresa demasiado grande para nosotros, busquemos unirnos para exigir a nuestras autoridades una mayor responsabilidad sobre los contratos que se realizan en estos delicados temas asumiendo nuestro rol como ciudadanos de una hermosa Patria y como hijos de un mismo Padre Dios y de nuestra Madre Tierra.
"Es hermoso ver bajar de la montaña,
los pies del mensajero de la Paz!"
¡Bendiciones hasta el Cielo!
¡Paz y Bien!
Miriam Beccar OFS
Responsable del Servicio de JPIC